sábado, 23 de abril de 2011

Ni siquiera me mires, me das igual.

-De pequeña siempre pensé que las hadas existían. Que si cerrabas muy muy fuerte los ojos y pedías un deseo, ellas con su vestido de seda, su varita y sus zapatos de crital te lo concederían. Que tontería, ¿verdad?
+Y piensas eso porque...
-¡Porque eso no son más que cuentos joder! Es igual que la historia de la chica que se pincha con una rueda y a punto está de morir.
+Bueno, en eso te doy la razón. Pero son cuentos para críos, no es para tanto.
-¿Qué no es para tanto? Hay otro tipo de cosas que hacen que mueras, te matan poco a poco. Está en todas partes.
+¿El qué?
-Amor.

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