Amar en tiempos revueltos.

Hola, te he estado observando y creo que tienes una sonrisa maravillosa y un cuerpo estupendo. Me encantaría pasar esta noche contigo y, si todo sale bien no tendría inconveniente en amarte el resto de mi vida.

Una mirada, una sonrisa, una caricia.

Que yo no quiero un tío de película, superficial, tan perfecto como los pintan. Lo que yo quiero es un tío gilipollas, que me haga sufrir, que me vea llorar por él.

Se enamoró locamente de sus defectos.

–¡Espera un momento! –dijo de pronto Ron–. ¡Se nos olvidaba alguien!

–¿Quién? –preguntó Hermione.

–Los elfos domésticos. Deben de estar todos en la cocina, ¿no?

–¿Quieres decir que deberíamos ir a buscarlos para que luchen de nuestro lado? –preguntó Harry.

–No, no es eso –respondió Ron, muy serio–. Pero deberíamos sugerirles que abandonen el castillo; no queremos que corran la misma suerte que Dobby, ¿verdad? No podemos obligarlos a morir por nosotros.

En ese instante se oyó un fuerte estrépito: Hermione había soltado los colmillos de basilisco que llevaba en los brazos. Corrió hacia Ron, se le echó al cuello y le plantó un beso en la boca. El chico soltó también los colmillos y la escoba y le devolvió el beso con tanto entusiasmo que la levantó del suelo.

–¿Os parece que es el momento más oportuno? –preguntó Harry con un hilo de voz, y como no le hicieron ni caso, sino que se abrazaron aún más fuerte y se balancearon un poco, les gritó–: ¡Eh! ¡Que estamo en guerra!

Ambos se separaron un poco, pero siguieron abrazados.

–Ya lo sé, colega –dijo Ron con cara de atontado, como si acabaran de darle en la cabeza con una bludger–. Precisamente por eso. O ahora o nunca ¿no?

Querer tenerte.

Creo que ya va siendo hora de aceptarlo. No puedo vivir sin ti. Lo sé, suena ridículo, pero te necesito aquí, conmigo. Quiero tener tus abrazos, quiero tener llamadas tuyas a las tantas, quiero que pronuncies mi nombre, quiero sacarme miles de fotos a tu lado y que me digas que me quieres. Sé que tú tampoco me has olvidado y que todavía me quieres, aunque sea solo un poquito. Entonces ¿qué estamos haciendo? ¿Somos idiotas? te juro que no dejaré que te vayas. ¡No me da la gana!

Gritar, perder la cabeza.

Es como si mi vida hubiera dado un giro muy brusco. Ahora entiendo eso de que el mundo da mil vueltas, y yo debo estar boca abajo. Pero, ¿Sabéis que?  No estoy mareada. Es como el niño que va a al parque de atracciones y se emociona montándose en la montaña rusa.

-¿Mientes mucho?
+¿Qué es para ti mucho?
-Lo suficiente como para que te llamen mentirosa.

Los payasos de la tele.

Mírame, que fuerte soy. Tú me has hecho así. Me la suda si follas o fallas, si ganas o pierdes, si te has ganado a la tía de tus sueños y te han vuelto a rechazar. Me están apareciendo heridas por las ostias que sé que nos vamos a pegar. He vuelto a empezar, y juro no mirar para atrás… tan solo para coger impulso. Ahora soy sincera, humilde. ¿Quién me diría que fuera a estar así de feliz?

12345.

Cuando veas a una mujer guapa, sólo recuerda que en algún lugar del mundo hay alguien cansado de tirársela.

Historia de una 'H' que no quería ser muda.

Quise contarte todos mis pensamientos, hasta que tú fuiste uno de ellos.

Aún me queda mucho por vivir.

+ Tú vas de chulo siempre, ¿no?

- Sí, es mi forma de ser. Yo entre tonteo y tonteo me echo un cigarrillo para descansar. Porque yo las controlo, ¿sabes? Ellas esperan que yo las elija, que me quede con alguna de ellas. Pero no saben que no, que luego llegará otra tonta que caerá y ellas pasarán a ser segundas opciones. Sí, es mi forma de ser, y así me va bien.

+ Te irá bien hasta que te enamores. Porque entre tonteo y tonteo y con tus cigarritos, llegará el día en que una tonta consiga volverte tonto. Y entonces esas segundas opciones desaparecerán y ella será tu única opción. Y desearás borrarla de tu cabeza, porque con tu forma de ser, como dices, te va bien. Pero déjame decirte que no lo lograrás, y entonces ella decidirá que pasas a ser una segunda opción.

Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.

Puedes reír, llorar, saltar. Eres libre, tenlo claro. Cáete, acepta que te ayuden a levantarte, y si te vuelves a caer… ¡joder! Pues te levantes otra vez. Puedes darte un golpe, resbalarte, y eso te puede hacer llorar. Si tu corazón lo necesita,hazlo; llora. Eres persona. Pero que esas lágrimas que van a caen por tus ojos no te impidan ver el mundo que tienes delante de tus narices. Que no te hagan pensar que no vales para esto, que no te mereces lo que tienes.  Lo feliz que vas a ser está en tus manos, lo único que te queda hacer es cerrarlas… y aunque estés sola, recuerda que mejor sola que mal acompañada. Que la niñata o el niñato que siempre te hace llorar no se merece a alguien como tú, asique las lágrimas mejor las dejas para cualquier momento. Por ejemplo, para cuando te mueres de la risa con tus amigos, ¿no crees? Ese es tu mejor momento para sonreír, de enseñarle al mundo que llorar no siempre es por los momentos que peor te hacen sentir. Por favor, haz que tu felicidad se coma al mundo entero.

Momentos que te cambian la vida.

Después de tanto buscar, hoy he encontrado mis primeras zapatillas de ballet. Calzaba un 33, puede que un 34. Yo las quería colgar en mi habitación, pero mi madre se ha empeñado en que las tire. Me ha costado bastante cogerlas y tirarlas a la basura, porque estuve  7 años haciendo piruetas, relevés, puntas y más puntas… Y después de dos años sin volver a sentir su tacto, se me ha echo difícil volver a deshacerme de ellas. Mi madre fue bailarina de pequeña, al igual que mi abuela. Parece ser que les iba ese rollo de ir a las academias en las que te enseñaban a no perder de vista un punto exacto; y dar vueltas y vueltas. Y la siguiente fui yo. Al principio no me gustaba la idea de pasar mi tiempo libre vestida como una niña pija con un traje azul apretado y dar saltos al ritmo de la música. Lo cierto es que también incluyó el echo de que no se me daba muy bien, pero sabía defenderme. Luego vinieron las puntas, y comencé a entender por qué mi madre estaba tan empeñada en hacerme bailar.... en hacerme sentir la música. Y con los años empecé a enamorarme del baile, de esas zapatillas que tantas heridas me hicieron en los pies, y esos saltos por los que tantos tirones me dieron en la espalda. Pero como todo, eso un día se terminó... y del ballet, pasé a un estilo mucho más rápido; movimientos secos. Como he dicho al principio, se me ha echo dificíl meter en una basura unas zapatillas que representan la mitad de mi vida, pero sé que nunca voy a conseguir deshacerme de tantos momentos de sufrimiento... que al final se convirtieron en un modo de vida.

Antes que nada, intenta quererte a ti mismo.

Que joder, yo lo que quiero es vivir mi nuestra propia historia.

Me gustaría poder decirte que me gustas, que no sé ni cuándo ni cómo pasó, pero me he dado cuenta de que cada día me enamoro más de tu sonrisa, y que cuando me miras las pocas veces que nos vemos aunque sea de reojo, mi mundo se derrite y pienso en lo feliz que sería si tú sintieras lo mismo que yo, aunque sé que es algo imposible, porque tú la quieres a ella, aunque, ella a ti no, y no te ve de la misma forma que yo, y no está enamorada de ti, para que lo sepas. Ella te ve diferente, por eso cree que te quiere… porque aunque ella no lo sepa, tan solo eres una adicción más en su lista.

Cada paso que tú des, yo también lo daré.

No soy perfecta, lo sé. Pero tienes un 'noséqué' que hace que cada vez que te miro haga que me sienta especial, que me sienta la única persona en este mundo que tiene la suerte de poder amar. Por esa sonrisa, por esas miradas, por esa risa tonta que me entra cuando te veo, por ese abrazo que aún no te he dado, por el qué pensarás cuando me ves, por esa conversación que aún no hemos tenido, por todos tus errores, por tus éxitos, por ese momento, en ese lugar, en ese instante.