Gritar, perder la cabeza.
Es como si mi vida hubiera dado un giro muy brusco. Ahora entiendo eso de que el mundo da mil vueltas, y yo debo estar boca abajo. Pero, ¿Sabéis que? No estoy mareada. Es como el niño que va a al parque de atracciones y se emociona montándose en la montaña rusa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario